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COP26 y la necesidad de integrar a los suelos en la discusión climática

Actualizado: 11 jul 2022

“Este evento es sobre el suelo, así que, si no están interesados en él, entonces están en el evento equivocado”. Con esa desafortunada declaración comenzó la conferencia “From the Ground Up: Soil Health for climate change mitigation and food system transformation”, organizada por la WWF en la Blue Zone de la COP26, y que como su nombre lo indica, tuvo por foco destacar el rol del suelo en la mitigación, adaptación y resiliencia al cambio climático, así como la necesidad de integrar principalmente a los agricultores en las políticas e iniciativas para el manejo sostenible de los suelos. Pero ¿Cómo podrían no estar interesados en el suelo los asistentes a una conferencia de cambio climático? El suelo es un sistema vivo, alberga aproximadamente un 25% de la biodiversidad mundial, es además un regulador del clima debido a su capacidad de captura y almacenamiento de carbono, solo superado por los océanos. De hecho, tal y como fue indicado por los exponentes, el suelo contiene alrededor del 80% del carbono, es decir de 2 a 3 veces más que el contenido en la atmosfera, o incluso más, dependiendo los metros de profundidad que se midan; es esencial para la vida humana, para la producción de alimentos, para el almacenamiento y limpieza del agua, entre otros múltiples servicios que otorga.


Lamentablemente, la declaración de la presentadora refleja un problema latente que se arrastra no solo en lo que va de la discusión climática, sino que también ha permeado la discusión ambiental: el suelo es el gran olvidado – o ignorado – en el debate nacional e internacional, cuestión que puede tener diversas razones ya sea políticas, de conocimiento o económicas, pero que al final del día no encuentra sustento en la ciencia.


La conferencia comenzó con la intervención de Joao Campari de la WWF, quien se focalizó en destacar algunas razones por las que el suelo debe ser considerado en la discusión sobre cambio climático, señalando, entre otros asuntos, que el suelo es nuestro activo ambiental más valioso. Por su parte, el científico Rattan Lal destacó algunas de las acciones que se pueden tomar para proteger, manejar y restaurar los suelos, indicando que todas ellas son políticas o acciones de largo plazo, que requieren fomento del conocimiento – incluso a nivel preescolar -, la cooperación multisectorial, desarrollo de tecnología, entre otros. Un llamado similar presentó Kelly Witkowski del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, quien además destacó que, si bien existen iniciativas y trabajos realizándose en relación con el Suelo, estos no se encuentran adecuadamente articulados.


La falta de articulación no es algo nuevo, sin embargo, en el caso del Suelo parece existir una especial desconexión al respecto. Por ejemplo, a pesar de que durante la COP26 se han anunciado variadas iniciativas y compromisos público-privados relacionados con el uso de la tierra, lo cierto es que estos se refieren principalmente a la deforestación y la restauración de bosques. Tierra y suelo no son lo mismo, así como el bosque, si bien altamente importante, no es lo mismo que el suelo, ni los objetivos para lograr la salud de dichos organismos vivos son iguales o se manejan de la misma forma. Por ello, no es posible sostener que las iniciativas relacionadas con el uso de la tierra relativos a la deforestación y restauración de bosques sean iniciativas sobre suelos; podrían ser parte de acciones a tomar para alcanzar el objetivo de manejar sosteniblemente los suelos, pero no podemos olvidar que dicha meta requiere otros esfuerzos y la integración de otros organismos vivos que afectan, conviven y dependen del ecosistema suelo.

Screenshot: COP26 "From The Ground Up: Soil health for climate change mitigation and food system transformation"




Asimismo, cabe destacar que durante la conferencia la consultora internacional Liesesl Wiese-Rozanova señaló que actualmente solo 22 países (15%) informan NDCs relacionados con carbono orgánico del suelo, número que, si bien se duplicó desde 2019, sigue siendo bajísimo al considerar la importancia del suelo para combatir el cambio climático; “es un factor crítico para la mitigación, adaptación y resiliencia”, concluyó. Si bien Chile no aparece entre los países que incluyen el factor suelo en los NDCs, si es uno de los 128 países que se han comprometido a informar LDN (“Land degradation neutrality”) bajo la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (1994), otro de los grandes instrumentos junto a la Convención para la Biodiversidad Bilógica y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. No obstante, las medidas de acción informadas por Chile aún se encuentran lejos de tratar integralmente al suelo y se refieren como es común, de forma aislada a los boques, ganadería o revegetación. Lo anterior, evidentemente, no es un problema del gobierno chileno de turno, sino que una carencia país que sufre Chile y otros estados.


Si bien la sesión sobre suelos constituyó un avance y una gran oportunidad para comenzar a visibilizar la importancia del suelo, los esfuerzos por integrar su gestión a la discusión climática y ambiental no son suficientes. La escasa referencia a los Suelos durante las diversas sesiones celebradas refleja que a pesar de la evidencia científica los suelos no forman parte de la discusión climática; al menos no con la coherencia e importancia que deberían. Los suelos sanos, como ha señalado la FAO, son el mayor almacén de carbono terrestre, y si se manejan mal, se erosionan o seguimos usando prácticas agrícolas insostenibles, el carbono contenido en el suelo puede liberarse en forma de dióxido de carbono a la atmósfera. Así, por ejemplo, de acuerdo con el informe UNESCO denominado “World Heritage forests. Carbon sinks under pressure” lanzado hace algunos días en el pasado mes de octubre, 10 bosques declarados patrimonio de la humanidad emiten más carbono a la atmósfera del que almacenan, cuestión que se debe principalmente al cambio climático y a las actividades que presionan el uso sostenible de la tierra. En estos casos, parte del carbono liberado puede provenir del suelo.


En este escenario, no parece posible que los asistentes a la conferencia organizada por la WWF hayan podido estar en el evento equivocado. Era, efectivamente, una sesión para todo espectador, tal y como corrigió inmediatamente Joao Campari.


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Si estás interesado, aquí puedes revisar la conferencia “From the Ground Up: Soil Health for climate change mitigation and food system transformation” (solo disponible en inglés).


FUENTES

UNESCO, “World Heritage forests. Carbon sinks under pressure”, 2021.

COP26, “From the Ground Up: Soil Health for climate change mitigation and food system transformation”, 2021.

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